Un diamante de Estelí que sirve de ejemplo para toda Nicaragua 💎
Jacky es un diamante de Estelí que sirve de ejemplo para toda Nicaragua. Inició vendiendo comida en las calles y hoy es una empresaria que da empleo a 13 personas. Lo logró trabajando la mayor parte de su vida, 22 de los 34 años que tiene ahora.
Jacqueline Massiel Lazo González recuerda que cuando tenía 12 años sus papás se divorciaron, y ella, junto a su mamá y sus dos hermanos menores, tuvieron que mudarse a Managua, lo que le despertó la necesidad de ayudar a su mamá.
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Entre los 13 y 16 años, Jacqueline tuvo diferentes trabajos: vendió caramelos en un tramo del Mercado Mayoreo, fue mesera de un comedor en el mismo mercado, asistente del hogar en donde hizo también de niñera, maestra de preescolar y edecán. También vendió ropa usada y le ayudó a una amiga a atender un tramo en el Mercado Roberto Huembes.
Sin duda desde muy pequeña ha sido una mujer de ejemplo, con un espíritu imparable, perseverante y decidida. Jacqueline recuerda que su mamá tuvo que irse a Costa Rica para tener mejores ingresos y ayudarle con sus estudios.
Adolescente contra el mundo
“Empecé a estudiar la universidad a los 17. Mi mamá se fue para ayudarme con la universidad, pero yo quería tener un trabajo y ayudarle a mi mama para que se regresara”, comentó.
En ese momento encontró un trabajo de medio tiempo en un banco de 5.00 p.m. a 9:00 p.m., el que le permitía estudiar en la mañana por seis meses.
Luego la trasladaron al día y comenzó a ganar mejor: “Ahí estudié de noche, pero aun así mi mama no quiso regresarse y yo me quedé con mi hermanito Freddy (el menor). Era como divertido y difícil a la vez porque llegaba de la universidad a las nueve de la noche, y hasta esa hora mi hermano cenaba, a veces era la una de la madrugada y yo estaba limpiando y preparando la comida que tenía que llevar al siguiente día, y le dejaba el almuerzo hecho y el desayuno que me levantaba en la mañana a darle, alistarlo para el colegio y se iba. Yo tenía 19 y mi hermano 12”.
Definitivamente para Jacky lo divertido tenía que ver con los retos que le tocaba enfrentar, lo desconocido se volvía una aventura a lo nuevo por descubrir, el miedo nunca la paralizó, al contrario la impulsó a superarse y esforzarse.
Además de estudiar y trabajar a la vez, emprendió en el negocio de las manualidades, hacía invitaciones para boda y trajes para niñas, para mejorar la calidad de vida de ella y su familia.
- Logró con mucho sacrificio y esfuerzo terminar la universidad, tuvo a su primer hija en ese tiempo y vivió el duro proceso de la preeclamsia, lo que le retrasó el curso para recibir su título como abogada. Pero eso no la detuvo, esperó tres años para lograr pagar y culminar el curso, y así obtuvo su título.
Hoy es mamá de tres niñas hermosas y aún con cada experiencia de cada uno de sus embarazos logró estudiar dos postgrados y una maestría en derecho procesal, obtuvo un trabajo formal y un emprendimiento, logró comprar su casa y su primer vehículo. Sus hijas, con el apoyo de su padre, nunca fueron un impedimento para superarse, sino un motor de motivación.
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“Ser madre con todo esto no es fácil porque a veces llego muy cansada del trabajo, pero a pesar de eso yo lo disfruto mucho. Los días que estoy en casa trato de dedicarlos 100 % a ellas. Realmente trabajo porque a mi me gusta, pero lo que a mi más me impulsa son mis hijas, yo les hago ver a ellas todo lo que cuesta la vida. Yo no trabajo para ganar dinero, trabajo para que mis hijas vivan bien y para generar empleos”, expresó Jacky.
Una decisión arriesgada
En el 2018 cuando nació su última hija, su hermano del medio le propuso ayudarle con una venta de sofás, en ese momento Jacqueline trabaja como abogada en un trabajo formal. Decidió en su tiempo libre ayudarle a su hermano a vender a través de las redes sociales.
“Me dijo que si yo los vendía a través de las redes sociales me iba a pagar comisiones, me puse en ello y 15 días después yo vendí 17 juegos de sofás, el siguiente mes vendí 37 juegos de sofás, el siguiente vendí 48 que fue diciembre, así logré pagar deudas que tenía porque yo tenía que mantener a mi familia sola”, destacó Jacqueline.
En 2021 renunció a su trabajo formal para abrir dos tiendas de muebles, una en Estelí y otra en Managua. Inició con dos trabajadores y hoy emplea a 13. También tiene un taller de carpintería.
“Ha sido un gran éxito que ha conllevado un gran reto, en la carpintería la mayoría son hombres. Las personas con las que he trabajado les ha costado adaptarse a que una mujer sea su jefa. Quienes hoy trabajan conmigo han aprendido a verme con respeto y a darme el lugar que me merezco, no de jefa sino de líder, porque ellos son trabajadores al igual que yo soy trabajadora, ni ellos son más que yo, ni yo soy más que ellos por ser la dueña de ese lugar. Trato de que mis trabajadores se sientan en familia y de yo estar ahí para ellos”, afirma.
Pero no todo es trabajo, a Jacqueline, en sus tiempos libres, le gusta ir al cine sola o desayunar en un buen café. Y cuando no está trabajando le encanta pasar con sus hijas, cuidándolas, visitando a lugares, o bien teniendo alguna salida con sus hermanos o sus compañeros de trabajo.
Tener una marca establecida en el país y ser vista como un ejemplo de superación, son algunos de los sueños de Jacqueline.
“Quiero alcanzar una estabilidad económica y laboral como para hacer cosas con mis hijas…, porque esas memorias son las que te quedan ahí, lo que viviste, lo que aprendiste. Quiero tener una casa grande, con un gran patio, sueño con ver a mis hijas ahí”, expresa.
Una de sus metas para este año es abrir una sucursal de la tienda de muebles en León, y uno de sus sueños es ir a Venecia, conocer la casa de Ana Frank y el museo de Frida Khalo.
Ejemplo, actitud y visión
“Para mí es difícil hablar cuando no estás en los zapatos de otra persona, pero también para mí es difícil entender cuando una mujer se está prostituyendo, o cuando están ahí vendiendo agua helada todo el tiempo. Yo creo que hay cosas que las podés hacer por una emergencia, pero es decisión de cada quien quedarse ahí y no luchar y no salir adelante”, opinó.
Jacqueline aconseja a las mujeres que no hay que darse por vencidas, que tengan fe en ellas, en su valor y en lo que son capaces de hacer.
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“Que nada las detenga y traten de hacer cosas que con sus actos no dañen a otras personas, lo que uno hace es lo que atrae. Es importante que te des cuenta que tenés que aprender y no creer que te la sabes toda. No soy millonaria, pero puedo generar empleos, para mí eso es grande y lo he logrado aquí. Lo que he hecho es trabajar, estudiar y no darme por vencida ante las situaciones y aquí en Nicaragua. No tengo nada diferente a los demás, sólo la determinación, el conocimiento de que lo vas a poder hacer y tener la visión”, finalizó.
Mujeres como ella son ejemplo de superación y empoderan a otras sólo con hacer lo que hacen, con lo que reflejan.
Si quisieras conocer más de ella y del trabajo que hace en su empresa, podés seguirla en sus redes como Mueblería Hermanos Lazo.