Hizo de su perdición una sana pasión, ahora predica con el ejemplo🥜🥜

By on septiembre 15, 2021 0 881 Views

Hasta hace pocos años Nelly González era una apasionada de la mantequilla de maní, pero había un detalle, sufría sobrepeso. Un buen día encontró la fórmula para convertir su perdición en una sana pasión y ahora, con una vida más saludable, estableció un negocio de alimentos y predica con el ejemplo.

“Yo sufrí sobrepeso, me gustaba mucho la mantequilla de maní, para mí era irrelevante si llevaba azúcar o sal, pero en la etapa que vine bajando de peso (se metió al gimnasio) me di cuenta de que sin otros ingredientes te aporta grasas saludables, la hacía con mi hija, entonces se me vino la idea, ¿por qué no vendo?”, dijo Nelly, a Qué tal Nicaragua.

Dos años después de haber hecho la “alquimia” con su alimento preferido, Nelly, quien como muchos emprendedores sufragaba su negocio con el salario de su empleo, se atrevió con budines de avena o miel, y de vender un pequeño potecito de 12 onzas cada dos meses, ahora vende uno casi a diario, ya hasta participa en ferias.

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Pero llegar a este punto fue más difícil y menos divertido que las repeticiones en el gimnasio de cada día.

CASI LO DEJA

Justo cuando recibió su primer “gran” encargo, más de un pote a la vez, su antiguo procesador colapsó y el repuesto no le sirvió.

“Pensé de dejarlo el año pasado, el procesador de mi casa se me quemó haciendo mantequilla, conseguí uno y no me sirvió, tenía el encargo, dije: lo voy a dejar, no puedo”, recuerda.

Pero rendirse no era el estilo de Nelly.

“Quedé viendo para atrás todo lo que había conseguido, tenía mis clientes, dije: no lo puedo dejar… me quedé sin aguinaldo”.

Nelly González.

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Para entones el asunto ya no era solo por dinero. Nelly se había apasionado por vender un producto de grasa tan saludable como el aguacate o la yema de los huevos, y con su peso bajo control, ella misma era ahora un ejemplo de cómo su mantequilla de maní ayudaba más que afectar.

“No imaginás cuánto me llena de gozo y de satisfacción saber que con el ejemplo predico, incluso no tanto a gente ajena, a mi propia hija, porque como madre cómo le voy a decir que tenga una buena alimentación si me ve comer pizza”, dice Nelly, comunicadora de profesión.

UN PACIENTE DE DIABETES, UN ATLETA, Y UN VEGANO

Tanto su mantequilla de maní como sus budines, pueden comerlos un paciente de diabetes, un atleta o un vegano, sin tener que preocuparse por su sabor o salud, porque además de aportar nutrientes, satisfacen, afirma.

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“Me llena mucho saber que estoy aportando algo a gente que cree que es difícil. Yo les doy a entender que no es difícil cuando uno se lo propone”, insiste Nelly.

“Es mejor invertir en alimentos sanos que en medicamentos”.

Nelly González.

Nelly todavía conserva su empleo en una firma de capacitaciones, pero gracias a que sus clientes siempre regresan por su mantequilla de maní y sus budines, ha podido invertir en su emprendimiento, que da y recibe satisfacción.

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