La chef María José Tejero y los polifacéticos alumnos de su escuela de chocolates

Hasta ahora el cacao, conocido como “el alimento de los dioses”, es utilizado principalmente como bebida en Nicaragua, sin embargo, un grupo de alumnos de la chef chocolatera María José Tejero y su escuela de chocolates, apuestan por cambiar la costumbre y hacer que los mortales también disfrutemos de ese manjar divino.
La chef, originaria de Venezuela, convencida por la calidad del cacao nicaragüense, dice que pretende “llenar Nicaragua de gente que haga chocolates” a través de la escuela Semilla Cacao Group.
- La idea convenció a una comerciante que quiere reactivarse tras haberse retirado, un chef bombonero que ahora busca sus propias fórmulas con chocolate, a un emprendedor que ya los está vendiendo, a una profesora que enseñará a los niños cómo se hacen los chocolates, una experta en exportaciones, una master en cacao, y a hasta un DJ.
“Es una manera de empezar a promover y posicionar el cacao nicaragüense a nivel internacional, ahora nuestro desafío es dar a conocer a nivel local la buena calidad del cacao”, dice a Qué tal Nicaragua Patricia Gómez, una exfuncionaria que promovió el comercio de productos nicaragüenses durante diez años en Finlandia, y que afirma que el chocolate artesanal nica es apetecido en los países nórdicos.

MATERIA PRIMA DE CALIDAD
La calidad está garantizada. Desde 2015 Nicaragua pertenece a la lista de países productores de cacao fino o de aroma de la Organización Internacional del Cacao (ICCO).
El cacaco de Nicaragua también ha sido reconocido como uno de los mejores del mundo en los Premios Internacionales de Cacao.
Además, ha recibido una medalla de oro al mejor chocolate orgánico del mundo en la categoría Barras de Chocolate Oscuro con “O’Payo 68%”, en Londres, durante los Premios Internacionales del Chocolate.
“Lo que aprendí en la escuela me va a servir para poder sacar más provecho a mi cacao, porque voy a poder jugar más con las notas y sabores que me da”.
Marcel Sánchez, gerente de la chocolatería Tininiska.
Martha Ochoa, quien asegura que se mantenía lejos de cualquier cocina, ahora no quiere salir para no dejar de hacer chocolates, y quiere establecer una tienda donde el chocolate se venda como un alimento saludable.

“Soy prediabética, me gustaría mucho ayudarle a los diabéticos, porque lo que nos enferma es el azúcar, y el cacao es un antioxidante, tiene vitaminas, minerales, te da energía, nos enseñaron a comerlo como golosina, quiero que la gente lo conozca como el gran alimento que es”, expresa Ochoa, quien ya no quiere la vida de jubilada.
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Los estudiantes hablan con propiedad, ya que la escuela les enseña el proceso completo que va desde reconocer los lugares donde se produce el cacao, saber cuál semilla prefieren, hasta convertirlo en una deliciosa barra de chocolate con al menos un 70 % de cacao, y sabores que pueden pasar de frutales, a cítricos, a dulces en cuestión de segundos, mientras se derrite dentro de la boca.