La rica herencia que celebran Marlins y nicaragüenses
Una vez al año los nicas se reúnen en el estadio de los Marlins de Miami para celebrar la Herencia Nicaragüense. El amor por el béisbol, el son nica, la alegría de la gente, sus ropas y hasta la gastronomía, florecen en una algarabía difícil de imitar en los alrededores del LoanDepot Park.
El estadio, uno de los palacios deportivos más icónicos de Florida, en Estados Unidos, es inundado por una marea azul y blanco que llega con estruendo, cargada de las costumbres que los nicaragüenses han heredado a lo largo de dos siglos.
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La celebración de 2023 no pudo llegar en mejor momento, ya que una de sus principales herencias, el café, fue reconocido como el mejor del mundo por la Taza de la Excelencia, que premia los mejores granos producidos en el planeta. Una libra de café de Nueva Segovia llegó a venderse en 80,1 dólares en julio de este año.
El cacao, el tabaco, y el famoso ron Flor de Caña, son otros productos que enorgullecen a los nicaragüenses, dado su reconocimiento en el top mundial, tal como lo fueron en otras épocas la madera y, cómo no, el oro.
Los nicaragüenses que llegan al estadio este día también celebran su gastronomía, granadinos, nagaroteños, boaqueños, managuas, los neosegovianos, los somoteños, o los costeños, no paran de hablar del vigorón, el quesillo, el marol, las sopas, el café, las rosquillas, o el rondón. Cada quién defendiendo el platillo de su departamento de origen.
En lo que todos están de acuerdo es en celebrar a la invitada principal: la Bandera Nacional, cuyos colores, azul y blanco, representan tanto la justicia, la lealtad, la pureza y la integridad.
Herencia de una sola bandera
Para los nicaragüenses que se precian de serlo, no existe más bandera que la azul y blanco, pues algunos ven en el color blanco el territorio de paz que reivindica el Himno Nacional, y en el azul las aguas del océano Pacífico y del mar Caribe que flanquean Nicaragua.
Es por eso que, durante la celebración de la Herencia Nicaragüense, los originarios del país centroamericano llegan al estadio de los Marlins con gorras, camisas, trajes, y caras pintadas de azul y blanco, se hacen acompañar por la Gigantona, que baila con el Enano Cabezón al ritmo de filarmónicas, que es alternado con son nica o el sensual “Palo de Mayo”, que provoca más algarabía que un Grand Slam de los locales.
Todo en un ambiente de béisbol, una de las herencias favoritas de los nicaragüenses y un histórico puente de unión entre Nicaragua y Estados Unidos.
Desde luego, el mejor beisbolista de Nicaragua, uno de los mejores lanzadores latinoamericanos de todos los tiempos, el primer hispanoamericano en lanzar un Juego Perfecto, Dennis Martínez, suele asistir a la celebración. Su popularidad entre los nicaragüenses es tal, que en Estados Unidos lo conocen como “El Presidente”.
La fiesta de la Herencia Nicaragüense en la sede de los Marlins es cada vez mayor, dados los cientos de miles de personas que han salido de Nicaragua hacia Estados Unidos desde 2018.
Pero el día de la fiesta, al pie del estadio, no hay tristeza, todo es alegría entre los nicaragüenses, quienes muestras con orgullo sus colores patrios, sus bailes, vestidos, costumbres y comidas.
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Los “pinoleros” quisieran llevarlo todo, sus diez volcanes activos, sus grandes lagos con todo y tiburones, al “Príncipe de las Letras Castellanas” Rubén Darío, al otro, el “Príncipe de la Salsa” Luis Enrique, y ver el juego desde una hamaca elaborada en la esquina cercana al estadio Roberto Clemente en Masaya.
No es que Nicaragua, del tamaño de Luisiana, sea un país extenso, pasa que el nicaragüense piensa igual que Rubén Darío: “Si la patria es pequeña, uno grande la sueña”.